El riesgo de erosión del valor de los activos y de los ingresos, ya que una mayor inflación conlleva un aumento de los intereses y una disminución del valor de la moneda.
El riesgo de que un activo no pueda convertirse fácil y rápidamente en efectivo sin una pérdida sustancial de valor. Se considera que un valor (es decir, una inversión) es líquido si el diferencial entre los precios de compra y de venta es estrecho y se pueden realizar compras y ventas en cantidades razonables a esos precios.